Estamos en la playa Anchorena, Pacheco abajo. Es una tarde de otoño con una gran bajante. Las toscas del banco Bikini quedan al descubierto y entre los charcos nos encontramos con los mudos habitantes de la costa: los cangrejos. Más allá, sobre la arena las ofrendas descansan. Como tantas otras veces se repite un rito desconocido para la mayoría de los viandantes vespertinos.
No puedo saberlo pero supongo que son ofrendas de rituales Africanistas. Están ahí desde la noche anterior. Los fieles las dejaron en la playa. Herederos de la religión Yoruba de Nigeria, las religiones se han legado a la gente de la zona. Buenos Aires se construyó con manos esclavas, de esclavos africanos que nos han quedado sus ritmos, su color y también su religión.
Acá todo esto mete miedo, algunos se indignan, no lo reconocen como una religión, creen que es brujería. Esto confirma la ignorancia sobre lo que es una religión y lo que es la brujería.
Un ejemplo de ignorancia es Guillermo Andino, el conductor de América Noticias, suele correr por la bicisenda, lo he visto un par de veces. Un día salió una nota sobre esta playa. Sólo comentaron sobre la suciedad y qué indignante era la contaminación que causaban estas gentes.
En 1580 Juan de Garay reparte mercedes. Estas tierras antes pobladas por querandís pasaron a ser chacras que sostenían económicamente a la nueva ciudad. Los que trabajaban la tierra eran escavos africanos. Y por muchos años fue así: Acassuso, fundador de nuestro pueblo en 1706, era comerciante acaudalado. Un vasco padre de una hija natural, que nunca se casó, tratante de esclavos, que fundó nuestra iglesia catedral para atender las necesidades espirituales de la gente de esta zona.
Las religiones africanistas que proliferaron por América comprenden desde el Vudú y la Santería hasta el Candomblé, el Batuque y la Umbanda y Quimbanda.
A la Argentina llegó el Umbanda con mucha fuerza desde Brasil de donde es original. En Bahía, a fines del siglo XIX, coincidentemente con la manumición de los esclavos en Brasil, en 1888, fue tomando forma esta expresión religiosa. Sincretizó elementos como los nombres de las deidades Yorubas y los mezcló con los santos católicos de los portugueses y el espiritismo. Tienen también incorporado el culto a los espíritus de los nativos que poblaban Brasil antes de la llegada de los europeos. A mediados del siglo XX creció mucho esta religión. En Argentina habría alrededor de 200 terreiros (nombre de su casa de culto). Existe la "Agrupación Social Cultura y Religiosa Africanista y Umbandista" con representación en Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina dedicada a difundir su cultura y religión en un marco de tolerancia, no discriminación e igualdad.
Oshun u Oxum, vestía de blanco antes de ir a vivir al río. Allí su vestido se tiñó de amarillo al lavarlo en el río.
En Bosque Alegre, entre las piedras encontramos una vez un ternero muerto, sin la cabeza, y otra vez unas cajas esta vez con frutas, maíz, flores. No había sangre, era un poco más grande que un perro grande. Un señor miraba sorprendido como yo. Intercambiamos algunos comentarios. Generalmente esto es mal visto. Tal vez su peor imagen es la de los sacrificios de animales.
Las ofrendas permanecen solas, esperando que su espíritu pase a buscarlas. Alguien las retira de todas maneras. A veces es la crecida. Otras veces los pájaros se transforman en mensajeros de las deidades y disfrutan un festín a nombre de los Orixas.
O tal vez sea parte del rito, no lo sé. No puedo evitar pensar en las torres del silencio de los persas. Encontrarme con estas muestras de religión me remiten a lugares remotos y misteriosos.